Hoy de nuevo hemos hablado de empezar a limpiar. La casa está empezando a oler algo mal y cada día cuesta más caminar, el suelo está tan pegajoso que las suelas quedan enganchadas. David dice que no le molesta, que así muscula las piernas y Jaime que no le preocupa ya que pasa la mayor parte del tiempo en el salón. Allí los envoltorios de comida y las latas vacías cubren el suelo formando una capa de tres centímetros de grosor que a base de pasar por encima se ha compactado y quedado como una alfombra.
Por tanto hemos decidido que aun podemos pasar así unos días. Ahora que he mencionado la alfombra, Jaime me tiene preocupado. En los 18 días que llevamos aquí ha engordado unos 5 kilos. Se pasa sus ratos libres en el sofá viendo la tele y comiendo; dice que ahora que puede picotear sin que nadie le diga nada no le cortemos el rollo, pero es que la mayor parte de la “alfombra” la ha producido él, eso no puede ser sano.
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