29/7/07

Domingo 29 de julio

Ha sido la semana mas dura de mi vida. Pensaba que la cocina había sido difícil de limpiar pero comparada con las otras habitaciones fue un aperitivo.
El baño no hubiera sido un problema de no ser por la taza del váter, me llevó todo un día romper “la cosa”, como el martillo resultó inútil pedí prestado a mi vecino un taladro y luego un martillo neumático. Al final mereció la pena el esfuerzo, cuando pueda pagar de nuevo el suministro de agua podré deshacerme por fin de la letrina química. Las paredes las limpie fácilmente por que estaban cubiertas del mismo tipo de moho que el fregadero, apenas lo toque se marcho reptando por el desagüe y las paredes quedaron perfectas con solo pasarles un trapo. Mi habitación y la de Jaime también costaron bastante, el suelo estaba tan pegajoso como el de la cocina pero como no son zona común nos habíamos preocupado menos de mantener el orden y la capa de suciedad del suelo tenia mucho más espesor.
Además los jirones de tela de la última capa estaban tan pegados que de nuevo tuve que acudir a mi vecino para que me prestase una espátula, suerte que es un amante del bricolaje, además se muestra encantado de prestarme las herramientas, me dice que todo con tal de poder pasar por el rellano sin tener que ponerse mascarilla.
El salón aun fue peor, las cucarachas se habían reagrupado allí y se habían hecho fuertes en el hueco donde una vez estuvo el sofá. Me costo muchos golpes de pala abrirme paso entre ellas, hubo momentos en los que las más grandes me arrinconaron contra la pared, pero al final logre que se marchasen por la ventana amenazándolas con traer de nuevo a casa a Jesús y a Nandi. Una vez expulsadas me dedique a meter la basura en bolsas, agote prácticamente todas y para limpiar el suelo tuve que usar todas las garrafas de desinfectante.
Una vez hechos los suelos del baño, el salón, mi habitación y la de Jaime solo faltaba el de la antigua habitación de David, pero sabía que era imposible de limpiar. No es solo que la basura llegara al techo, es que aquella basura se había adueñado de la habitación. Era basura añeja, algunos deshechos llevaban allí desde el día que nos mudamos, sabían actuar por si mismos. Cada vez que intentaba clavar la pala una pila caía encima de mi tapando el hueco que acababa de hacer, si intentaba ponerme los guantes y cogerlos con las manos se abría un huecos a mis pies y me caía. Si el día de la fiesta hubiera sabido lo que pasaría jamás la hubiera metido allí toda pero ya era tarde para arrepentirse. A pesar de la mascarilla el olor no tardo en afectarme, tuve que salir corriendo y cerrar la puerta, solo había una solución.
Aquella noche llame de nuevo a mi amigo de la furgoneta y nos paseamos tomando prestadas algunas cosas que se habían dejado en varios edificios en construcción, al día siguiente derribe la puerta y la tapie con ladrillos, no había otro remedio, nadie podría limpiar aquella habitación. Si el casero pregunta le diré que aquí desde el principio solo hubo dos habitaciones.
Una vez hecho todo eso tan solo quedaban las paredes del salón y los otros dos dormitorios, por desgracia no tenían moho inteligente, quizás por que prefiera el tacto de los azulejos. En su lugar una especie de capa formada por grasa, polvo y algo pegajosos e irreconocible las cubría completamente. Ni los cepillos ni la espátula me sirvieron, el taladro no la despegaba tampoco, no me quedó más remedio que pedir un soplete y hacer que se desprendiera por el calor.
Hoy por la tarde he bajado todas las bolsas, he perdido la cuenta de la cantidad de viajes que he tenido que hacer con la carretilla. Luego he pedido al ayuntamiento que mande un camión por que el contenedor estaba completamente desbordado y había tenido que dejar las bolsas amontonadas. Cuando el basurero ha cargado la ultima los vecinos han aplaudido asomados a las ventas y los balcones, la vecina de abajo me ha abrazado sin poder contener las lágrimas.
Ahora estoy arreglando los últimos detalles, el vecino de arriba me ha regalado dos cubos de pintura blanca y las paredes han quedado como nuevas. Mientras puedo pagar una ventana he puesto unos plásticos y cartones con celo en el cristal que Jaime rompió con el sofá. Los muebles de las habitaciones se habían desmontado por el peso de las pilas de basura encima, solo han quedado las camas, así que tendré que comprar un par de armarios de tela y casi que también dos colchones.
Sin contar que aun no tengo luz, ni agua y falta una habitación la casa ha quedado mejor que nueva.

25/7/07

Miércoles 25 de julio

Esto es un infierno, llevo dos días limpiando sin parar pero la suciedad no desaparece.
Decidí que lo mejor sería empezar por la cocina, a si podría usar la pila para lavar la ropa sucia y tener un aspecto más presentable para salir a pedir trabajo. De lo que trajo Jesús solo me queda para ponerme una camiseta que lleva escrito “trabajar es para perdedores” y por la parte de atrás “yo cambio sexo por dinero”, me temo que no es lo más adecuado para ir a entrevistas.
Como no había manera de encontrar la escoba, la fregona ni nada que valiera para limpiar fui a pedir ayuda al piso de abajo. La vecina con lagrimas de alegría en los ojos me dijo que esperara un momento y se fue a la calle, al cabo de unos minutos volvió con una carretilla cargada con una pala, cinco envases de 100 bolsas de basura extra grandes, tres escobas con cepillo gigante, ocho pares de guantes de goma, siete fregonas, cinco mascarillas, cuatro cubos de plástico, tres cepillos con púas de acero y diez garrafas de 5 litros de desinfectante.
Tras darle las gracias comencé a limpiar. Al principio parecía fácil pero conforme más escarbaba con la pala las capas de basura estaban más y más pegadas entre si. Por si fuera poco cada vez salían cucarachas de mayor tamaño, cuando llegue a la última capa tenia que golpearlas con la pala para que se marcharan.
Después pase la escoba pero por mas fuerza que hacía el cepillo siempre se quedaba pegado, probé a fregar el suelo llenando el cubo de agua en casa del vecino de arriba (que también lloro de alegría cuando le dije que iba a fregar, me parece que la gente de este edificio es tan sucia que no limpia nunca y se emocionan de que yo lo haga porque lo ven algo extraordinario) pero la sustancia pegajosa que cubría el suelo la absorbía al momento. Al final conseguí dejarlo limpio poniéndome una mascarilla y usando desinfectante a palo seco. He tenido que tirar las mesas y las sillas porque estaban completamente roídas, como si tuvieran un ataque de termitas, solo que eso es imposible porque eran de plástico. El fregadero fue mucho mas fácil de limpiar, pensé que el moho que lo cubría estaría muy cogido, pero cuando lo he frotado con el cepillo se ha marchado el solito reptando hasta la ventana. Finalmente estaba tan cansado que me fui a dormir.
Hoy he tenido que hacer diez viajes hasta el contenedor con la carretilla completamente cargada de bolsas para librarme de toda la suciedad que quite ayer.
Luego he bajado a casa de la vecina a llamar por teléfono al ayuntamiento para que se lleven la cocina, la lavadora y la nevera.
La lavadora ya llevaba tiempo estropeada pero la cocina y la nevera me dan algo de pena. He intentado limpiar los fogones de la cocina pero aunque los he golpeado con escalpelo y martillo (he procurado no perderlos durante estos meses porque venían muy bien para quitar la cal del los grifos) no he conseguido quitar la costra multicolor, y mucho menos la lasaña reseca de la puerta del horno. La nevera también he tenido que tirarla porque la col ha echado raíces y se han extendido por el motor.
Hace un rato que he terminado de limpiar las paredes, ya no recordaba que teníamos azulejos. He desgastado uno de los cepillos quitando la capa de suciedad que los cubría.

23/7/07

Lunes 23 de julio

Hoy es uno de los días más felices desde que me mude. Por una parte he llegado a un acuerdo con el casero, como el seguro le ha pagado la reparación del coche estaba de buen humor y me ha dicho que si liquido el alquiler de junio junto al de julio y limpio la casa y no permito que la situación se repita me puedo quedar. Resulta que los vecinos de las cantidades ingentes de basura éramos nosotros, desde luego a la gente le gusta exagerar y quejarse por cualquier cosa.
Por otra… no me creo que pueda estar escribiendo estas palabras… ¡Jesús se ha marchado! Por fin… se acabo tener a alguien viviendo y comiendo sin pagar nada, se acabó oír quejas continuamente, se terminaron sus ronquidos por la noche, y por la tarde y por la mañana… ¡que tranquilidad!
Jesús estaba camino del hospital para fingir un ataque de lumbago y vio a su ex novia por el camino. Comenzaron a hablar, los dos se echaban mucho de menos y decidieron volver. Ese mismo día Jesús fue a casa de sus padres, se puso un traje y recuperó su trabajo, recogió sus cosas de aquí (un cepillo de dientes con moho y un peine roto) y se marchó a vivir con su novia. Parece mentira lo que Gloria hace cambiar a ese chico cuando está con él…
He llamado a David para ver si quería volver pero me ha dicho que antes preferiría mudarse al infierno. También he ido a ver a Jaime a la cárcel pero me ha dicho que aun le faltan un par de meses de condena y que cuando salga va a hacer un “viaje de negocios” con unos amigos que ha conocido allí dentro, así que su habitación también está libre.
Me preocupa un poco el pago del alquiler porque aunque he pedido dinero prestado a toda la gente que conozco a duras penas me llega para pagar uno de los dos meses, pero en fin aun me queda una semana para encontrar solución.
De momento mañana me levantare a primera hora para limpiar el piso.