David nos traiciona y abandona el piso. Dice que esta arto de dormir en el servicio, de los olores, de que Jesús viva sin pagar alquiler y no le deje dormir con sus ronquidos, de tener que salir al balcón cada vez que tiene que usar el baño, de lavarse en la pila con estropajo (ni que fuera nuestra culpa que hayamos perdido la esponja), de que tengamos un cerdo por la casa, de tener que ir agachado para no darse con el techo porque la capa de basura crece dos centímetros diarios, de que los vecinos le miren con cara de odio e intenten empujarle por las escaleras cada vez que le ven.
En resumen que va a vivir con sus padres, como si la libertad no valiera pasar algunas molestas. Traidor… no importa no le necesitamos.
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